23 de Octubre de 1956: Hungría y Venezuela, ecos de libertad
- VEHU
- 23 oct
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El 23 de octubre de 1956, Budapest amaneció con un aire distinto. Miles de estudiantes marcharon desde la Universidad Técnica hacia la estatua del general polaco József Bem, símbolo de solidaridad entre pueblos. Llevaban en alto un manifiesto con 16 demandas: elecciones libres, libertad de prensa, salida de las tropas soviéticas.
La multitud creció hasta llenar la Plaza del Parlamento. Esa misma tarde, los manifestantes derribaron la gigantesca estatua de Stalin, un gesto que recorrió el mundo como imagen de desafío. Pero la esperanza se tiñó de sangre cuando, frente al edificio de la Radio, la policía política (ÁVH) abrió fuego contra jóvenes desarmados. Esa noche, Budapest ya era una ciudad en insurrección: civiles armados, barricadas improvisadas, tanques soviéticos enfrentados por estudiantes y obreros.
Durante unos días, pareció posible un cambio. El primer ministro Imre Nagy anunció reformas y el inicio de negociaciones para la retirada soviética. Pero el 4 de noviembre, Moscú envió miles de tanques y soldados. La represión fue brutal: más de 2.500 húngaros murieron, miles fueron encarcelados y unos 200.000 huyeron al exilio.
Venezuela, que en esos años también vivía bajo dictadura, siguió con atención los sucesos. Y con la vuelta de la democracia en 1958, nuestro país abrió sus puertas a refugiados húngaros. Muchos encontraron en Caracas y otras ciudades un nuevo hogar, aportando a la vida cultural, académica y social.
Hoy, los venezolanos en Hungría vemos en 1956 un espejo: la valentía de un pueblo que se levanta contra la opresión, la fuerza de la memoria y la solidaridad entre naciones.




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